Desde el paso de la pandemia de Covid-19 por todo el mundo, hay algo que hemos aprendido (muy a nuestro pesar): que hay cosas que son impredecibles. Cambios, novedades, marchas atrás… Vivimos en un entorno muy cambiante y no siempre estamos preparados para ello.
Ni todas las personas, ni todas las empresas. Los años del Covid fueron un claro ejemplo sobre cómo aquellas empresas que no estaban preparadas para el cambio vieron sus resultados reducidos a prácticamente nada. Mientras tanto, otras como Glovo supieron reaccionar a tiempo, modificar sus servicios y duplicar sus ingresos en tan solo un año.
La adaptabilidad en un entorno económico, social y digital tan cambiante es un must. Pero no siempre es fácil dar con la clave para ser adaptable. De hecho, cada vez más empresas buscan mejorar y optimizar sus procesos para tener la capacidad de reaccionar más rápido. Y eso se llama resiliencia.
En este artículo hablaremos sobre el diseño resiliente. Una disciplina dentro del negocio que también requiere de la adaptabilidad, de saber reaccionar a tiempo. Porque si algo cambia y tu modelo de negocio también, el diseño tiene que ser capaz de evolucionar al mismo ritmo (o incluso más rápido).
El problema: un entorno cambiante, productos estáticos
Aunque todos sabemos lo sumamente complicado que es llegar a un diseño final que convenza a todos en la empresa, supere las pruebas piloto y guste a nuestros clientes, lo cierto es que el proceso nunca acaba ahí. Es algo que siempre está en marcha y siempre está cambiando.
Y no todos los cambios son tan categóricos como una pandemia. A veces, tan solo se trata de una preferencia de tus clientes, de una actualización en los sistemas operativos o de una ley de la Unión Europea. Pero sea cuál sea el cambio, hay que estar preparados para reaccionar a tiempo.
La falta de preparación para el cambio es el gran problema del diseño actual. Cada vez nos encontramos con diseños de gran calidad, que cuidan cada detalle, pero que son demasiado estáticos. Son diseños que, ante cualquier inconveniente, tienen que repensarse por completo. De arriba a abajo. Y eso es un gran problema.
La solución: el diseño resiliente para aumentar la agilidad
Para evitar que tu diseño de producto o digital sea demasiado estático es mejor pensar de forma más estratégica. Tienes que entender tu diseño como un elemento vivo que evoluciona de forma constante, que siempre está cambiando. Y si te preparas para esos cambios, ya están aplicando el diseño resiliente.
¿Qué es el diseño resiliente?
Cuando hablamos de resiliencia en el diseño, nos referimos a una forma de enfocar el planteamiento y la ejecución que se basa en una adaptación muy rápida a los cambios y las necesidades emergentes (e impredecibles).
El diseño resiliente se caracteriza por 3 elementos clave:
- Flexibilidad – Si tu diseño acepta los cambios y te permite jugar en función de las necesidades de cada momento.
- Modularidad – Una gran característica del diseño resiliente es un enfoque modular, entendiendo el diseño final como una suma de piezas independientes e intercambiables que te permiten generar diferentes formas.
- Capacidad de respuesta – El diseño resiliente también tiene en cuenta los procesos y la forma de ejecutar los cambios, por lo que es importante que estos sean ágiles y reaccionen con la suficiente rapidez.
Los pilares de un diseño resiliente y ágil
Para que tu diseño se sostenga en un enfoque resiliente, es necesario que cuentes con una buena base que facilite la flexibilidad, modularidad y la capacidad de respuesta de tus procesos. Por eso, te recomendamos que sigas sí o sí estas estrategias:
#1 Retroalimentación constante con los usuarios
Tus clientes son tus mejores aliados. De hecho, son ellos los que tienden a identificar los problemas más rápido que los equipos internos y también los que generan las principales oportunidades para tu negocio. Tú solo tienes que asegurarte de escucharlos bien.
Para ello, cuentas con un listado infinito de herramientas para generar esta retroalimentación. Los principales son esos que ya conoces (pero de los que muchas veces te olvidas): encuestas, mapas de calor, focus group, feedback directo…
#2 Analítica automatizada en tiempo real
Cuando tienes tus datos claros y bajo control, es más fácil responder a tiempo a los cambios. Tu analítica es clave para identificar patrones y anomalías dentro de tu diseño y en la actividad de tus usuarios. Y si lo haces de forma automática, podrás hacer cambios para que tu negocio no lo note.
La cuestión clave es contar con una analítica útil y fiable. Para eso tienes que asegurarte de que los datos que recopilas sean correctos y que los visualizas de forma útil. Tener un buen dashboard te permitirá saber qué decisiones tomar antes incluso de que haya cambios.
#3 Diseño y desarrollo flexible
Ya hemos hablado antes de la modularidad: un sistema que permite ajustes rápidos en tu diseño sin necesidad de rehacer absolutamente toda tu estrategia. Pero eso no es todo. La flexibilidad también debe surgir de los procesos y la forma en la que planteas tu diseño.
Para ello, siempre es interesante trabajar con métodos ágiles que te permitan iterar continuamente tu diseño y estandarizar la forma en la que mides el impacto de cada cambio o decisión. Así no tienes que esperar meses para ver resultados.
#4 Cultura de la adaptabilidad dentro de la empresa
Las empresas son personas. Todo empieza y acaba en ellas. Y si tu empresa o tu equipo no tiene la resiliencia como brújula, la cosa está difícil. De poco o nada sirve escuchar a tus usuarios, seguir una metodología ágil y utilizar un sistema modular si tu equipo no tiene una mentalidad basada en la adaptabilidad.
Esto es responsabilidad de los líderes de la empresa. Son ellos los que se tienen que ocupar de crear una cultura de trabajo proactiva y abierta al cambio que siempre lo vea como una oportunidad y no como una amenaza.
Los beneficios de un producto basado en la resiliencia
Estar preparado para el cambio siempre es positivo. Que tu empresa sea capaz de tomar decisiones más ágiles y reaccionar ante los cambios antes de que sea tarde es algo genial. Pero además, esta cultura de diseño también tiene impacto sobre tus resultados económicos.
- Más competitividad – Cuando hay tantas empresas en el mercado, siempre acabamos por decantarnos por aquella que reacciona antes a los cambios y a las nuevas necesidades.
- Mejoras en la experiencia del usuario – Tus clientes notarán el cambio en tu enfoque de diseño. Pronto empezarán a ver mejoras en sus interacciones y sentirán que sus necesidades están siendo escuchadas.
- Sostenibilidad a largo plazo – Cuanto más adaptable y resiliente sea tu diseño, más probabilidades tendrás de que evolucione de forma orgánica y efectiva en el tiempo. Y además, el cambio será progresivo.
- Decisiones más estratégicas basadas en datos – Los datos nunca mienten. Y si tus decisiones se guían por ellos en tiempo real es posible que no se equivoquen. Así la probabilidad de éxito también será mayor.
Pasa de la reactividad a la proactividad con Boost
Los cambios en la cultura de empresa y el enfoque que sigues a la hora de diseñar son profundos y llevan tiempo. Muchas veces, parecen tan inasumibles que simplemente preferimos renunciar a ellos. Pero por algo hay que empezar.
Una opción es ponerte en contacto con Boost para que empecemos a identificar áreas de mejora en tu estrategia de diseño y te ayudemos a dar forma a un diseño más flexible, modular y ágil. El diseño resiliente consiste en estar preparado para el cambio y para eso, casi siempre hace falta cambiar las cosas.